jueves, 12 de mayo de 2016

El Pastorcito Divino está inquieto

Hoy, buenos amigos, os dejo una entrada que no he escrito. Me ha llegado a través de una amiga, y que me parece un texto muy tierno que pone de manifiesto cómo la Virgen y el Divino Pastorcito esperan a los rocieros que estos días peregrinan hasta su ermita.

“Estate quieto Jesús -le dice Rocío mientras le sujeta dulcemente la mano.
Desde que nos bajaron la otra tarde, no has parado de correr por la Ermita y vas a ensuciarte el traje.

Claro mamá, es que nos tienen mucho tiempo allí arribita y cuando nos ponen más cerca de la reja es que ya es primavera ¿no?

Sí, hijo, sí, dentro de unos días será nuestra fiesta. No querrás estar lleno de churretes cuando vengan a verte ¿verdad?

No, mamá. Estás guapísima.

Gracias vida mía, ellos me quieren ver así, y a mí me encanta las caras que traen cuando entran a vernos. ¡¡Bájate del banco, chiquillo, que vas a ensuciarte!!

Me estoy asomando para ver si vienen ¿ya vienen, mamá?

Pronto Jesús, pronto, todavía quedan unos días.

Mamá, todavía no escucho los cohetes que tanto me gustan, ni la flauta ni el tambor que nos traen. No veo los caballos ni las mulas, ni las mujeres guapas vestidas de flamenca ¿queda mucho, mamá?

Ten paciencia mi niño, se están preparando y te aseguro que están todos locos por venir a vernos.
Vienen de todos lados cariño, por aquí, por este lado vienen los que son de Cádiz, por el camino de la Canaliega. Ellos son los que atraviesan el coto. Traen el olor a mar de Bajoguía, la arena del cerro de los ansares.
De Jerez, de Sanlucar o de Rota, son los que te cantan las bulerías que tanto te gustan.
Por allí detrás entran los de Sevilla, atravesando el puente de madera al que llaman Ajolí, desde donde nos llegan los ecos de las salves, vienen de Triana, Gines o Coria dejando sus pueblos vacíos sólo para venir a vernos.
Por allí vienen los de mi pueblo, cielo, los primeros que van a venir a verte, porque para eso son los que nos cuidan y los que el precioso Lunes nos sacan a hombros para que veamos al resto, para que nos recen y nos canten como sólo ellos saben hacerlo.
¿Ves por ahí? Por el frente, llegan los de Huelva, que vienen desde el Atlántico, desde la Punta, Isla Cristina o Ayamonte.
Los reconocerás porque traen olor a la marisma de sus ríos, porque traen el blanco y azul de sus cintas enredados entre el verde de la jara, porque nos llegan sus cantes antes que sus lágrimas, porque son muchos, pero sólo sentirás el latir de un mismo corazón.
Además traen una carreta alta, cuajaita de flores preciosas para ponerlas a nuestros pies.

¡¡Mamá por favor, que lleguen ya!! ¿queda mucho mamá?


No, mi vida, queda muy poco. Anda, ven aquí que te ponga bien el traje y súbete a mis brazos, que voy a contártelo otra vez mientras te duermes, que durmiendo y soñando se llega antes mi Rey”.

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