sábado, 30 de julio de 2016

Je suis...

La barbarie sigue haciendo estragos en innumerables lugares de este pequeño hogar que llamamos tierra. Constatamos que, en la cultura del mal, del terror, que se concreta en numerosos actos de violencia individual y colectiva, participa al ser humano de una forma anárquica u organizada, en el campo de batalla o desde un histórico despacho enmoquetado, desde un espíritu empapelado religiosamente o una logia, con intención de crear un nuevo orden mundial… En definitiva, pone de manifiesto que la humanidad aún no ha encontrado el camino que promueva la colaboración de todos en el progreso y bienestar de los pueblos.

Ya lo denunciaba San Juan XXIII, el Papa bueno, en la encíclica Pacem in terris: la necesidad de responder a los problemas de este mundo con una “autoridad pública cuyo poder, estructura y medios sean suficientemente amplios y cuyo radio de acción tenga un alcance mundial”. Esta autoridad debe contar con el consentimiento de todas las naciones y no impuesta por unos pocos, imparcial, y cuyo objetivo sea el bien de todos los pueblos. Para que no ocurra lo que está sucediendo, de igual modo, advertía: “Porque si las grandes potencias impusieran por la fuerza esta autoridad mundial, con razón sería de temer que sirviese al provecho de unas cuantas o estuviese del lado de una nación determinada, y por ello el valor y la eficacia de su actividad quedarían comprometidos”.

No caigamos en la tentación de negar el mal, no sucumbamos a pensar que lo que está sucediendo es una guerra de religiones. No. Aquí hay muchos intereses económicos y políticos de un signo u otro. Poderes oscuros que utilizan el desvalimiento humano ocasionado por la pobreza en la que una gran parte de la humanidad está atrapada y la injusticia con la que son esquilmados muchos pueblos y erradicada su identidad y cultura. Y lo que es inmensamente horrible es que quienes tenemos la posibilidad de poder transformar esta dinámica, vivimos ajenos a ella o miramos hacia otra parte hasta que esa violencia llama a la puerta de nuestras casas.


Cuando nos convertimos en objeto de ese mal, que de algún modo hemos consentido, salimos a las plazas con pancartas, ramos de flores, velas…, perfiles en redes con “Je suis…” y elevamos gritos de paz. Pero, ¿qué paz?, ¿la de poder seguir haciendo mi vida ajeno al grito de los que claman justicia? Decía el Papa bueno: “la paz será palabra vacía mientras no se funde sobre el orden (…) basado en la verdad, establecido de acuerdo con las normas de la justicia, sustentado y henchido por la caridad y, finalmente, realizado bajo los auspicios de la libertad”.

sábado, 23 de julio de 2016

Un millar de jóvenes cordobeses

Esta semana, 300 jóvenes cordobeses con nuestro obispo, Mons. Demetrio Fernández a la cabeza, partían ilusionados y expectantes hacia Polonia para participar en la JMJ de Cracovia. Como dice nuestro pastor, “jóvenes que rebosan entusiasmo y alegría, (…), una alegría duradera, una alegría que construye, una alegría promotora de paz y de progreso”.  A estos, se le unirán en los días claves el grueso de la expedición cordobesa, llegando a superar el millar de peregrinos en este magno acontecimiento.

Me produce una profunda tristeza comprobar como para algunos medios cordobeses pasa desapercibido el momento de esta partida, o aprovechan para lanzar ataques gratuitos y fuera de contexto contra la institución eclesial o contra estos mismos jóvenes, tratándolos con cierto desprecio y displicencia porque muestran a la sociedad que es posible vivir la alegría de la vida sin corromper el sujeto. En cambio, si fuese la verbena de la patata o la fiesta del pirulo, le dedicarían titulares, más, si estas acciones están subvencionadas por las administraciones.

Se ignora que la gran mayoría de estos jóvenes provienen de familias humildes y sencillas que también sufren el rigor de la crisis; otros, quizás con más posibilidades económicas…, pero todos, porque ese es también un modo importante de educar, se han esforzado durante todo este año en realizar innumerables actividades en sus comunidades parroquiales, grupos, movimientos y asociaciones, con creatividad y talento, para poder obtener los recursos que les permitan viajar. Luego, su estancia allí: del 20 al 25 en la diócesis de Lodz, serán acogidos por familias que abren sus hogares de par en par; y los días clave de la JMJ, del 26 al 31, en tiendas de campaña bajo el firmamento estrellado. Creo que se merecen respeto y afecto por la sociedad cordobesa.


Una expedición que lidera nuestro obispo, que tanto esfuerzo, dedicación y afecto dedica a los jóvenes; porque ellos son el futuro de la humanidad. Van, como afirma el Papa Francisco, a contemplar los ojos de Dios llenos de amor infinito, a dejarse acariciar por su mirada misericordiosa, que cambiará sus vidas, sanará sus heridas, fuente que sacia su sed de amor, paz, alegría y auténtica felicidad. Y todo, para volver fortalecidos y no tener miedo para cambiar un mundo herido por el egoísmo, el odio y tanta desesperación.

sábado, 16 de julio de 2016

Vivir el bien

¿Por qué es tan difícil?, me peguntaba mientras ojeaba la prensa del día sin saber que horas más tarde un buen número de conocidos sufrían en sus vidas la acción deliberada de otros que procuraban su mal. ¿Es tan complicado buscar el bienestar del prójimo? ¿Se puede evitar tanto dolor y sufrimiento? ¿Somos felices, estamos en paz con nosotros mismos, participando de una cultura tan perversa? ¿Habrá la humanidad desistido de la tierra prometida? ¿Ha renunciado el hombre a su mismidad bondadosa para dejar de “SER” y vagar la existencia en la indolencia pendiendo de unos hilos que unas manos diabólicas sostienen a su antojo privándonos de una vida plena y justa?

Por momentos, uno tiene la tentación de perder la esperanza. Basta con abrir una ventana al mundo despojándose de la manta de la rutina, y recuperando la capacidad de asombro, contemplar el llanto y abatimiento de las gentes. Uno llega a cansarse y hastiarse de oír a tanto telepredicador que vocifera en “prime time” vacuas promesas autoproclamándose como los únicos y válidos neo-redentores; o decepción y fracaso, tristeza y desesperación ante aquellos profetas adalides del acervo doctrinal que lo proclaman en un lenguaje incomprensible y alejado de la realidad… He aquí donde adquieren comprensión las palabras de Jesús: “al ver la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor” Mt 9, 36.

Confío en que todo esto puede ser transformado; el hombre, por naturaleza, es bueno. Hemos de recuperar la conciencia de la dimensión trascendente del hombre que lo reconoce como ser libre que se pregunta y cuestiona el devenir de la existencia. Esa pregunta es la que verdaderamente ha movido a la humanidad desde siempre a buscar la felicidad plena. Hay que comenzar por romper el caparazón, la bóveda, que imposibilita que esa luz trascendente alcance la conciencia y el corazón de la persona, para que ésta sea agente principal en el dinamismo del progreso y expansión de la belleza de la creación. Es necesario hacer frente a aquellas corrientes que se ciernen sobre la finitud e impiden abrirse a un horizonte de eternidad.


Esta acción de cambio pasa por llevar a cabo una catarsis personal. No podemos quedarnos como meros espectadores y esperar a que sean otros los que aporten las soluciones. No hay que tener miedo a estar a la intemperie, sufrir la muerte a una existencia decrépita para poder gozar de la vida verdadera, una vida de bondad, una vida de bien, una vida justa y en paz, una vida que no acaba sino que alcanza su plenitud en Dios.

sábado, 9 de julio de 2016

Datos de record

De nuevo, el Conjunto Monumental Mezquita-Catedral nos da una alegría. Hemos tenido la oportunidad de conocer los datos de las visitas turísticas del primer semestre y son verdaderamente halagüeños. Saber que 946.621 personas han elegido nuestra ciudad y, concretamente, nuestro emblema por excelencia, es para sentirse orgullosos. Del mismo modo, la visita nocturna se está consolidando, creciendo más de un 6%.

La alegría y el orgullo aumentan si tenemos en cuenta que en el mes de mayo, como publicó nuestro periódico, la web Tripadvisor concedió a la Mezquita-Catedral uno de los premios Travellers ChoiceTM para “Sitios de Interés”, que según informaba este portal ha sido determinado utilizando un algoritmo que tiene en cuenta la cantidad y calidad de los comentarios y clasificaciones para los sitios de interés del mundo durante un período de 12 meses. Este matiz es fundamental ya que, lamentablemente, en demasiadas ocasiones se olvida que tanto o más importante que la cantidad de visitantes es la calidad y satisfacción que tengan en su visita, justo lo que valora el famoso algoritmo de Tripadvisor. Y, lo que para el Cabildo tiene mayor valor, que son manifestados de forma absolutamente libre e independiente por los usuarios de este portal. Así, el resultado fue que el Conjunto Monumental subía 15 puestos en el ranking pasando a ser el primer monumento de España, el segundo de Europa tras San Pedro del Vaticano y el sexto del mundo.

Tampoco podemos morir de éxito; es una grave tentación. Estos datos deberían ayudarnos primero, a superar la ataraxia en la que tiende a situarse el cordobés y valientemente poner en valor ese espíritu creativo y emprendedor que llevamos dentro; segundo, a cohesionar a todos los agentes sociales que pueden intervenir en una oferta turística de calidad; tercero, a que los políticos dejen en el cajón, esperando el tiempo escatológico, las anacrónicas ideologías, los intereses personales y crematísticos. Es evidente, que en el campo turístico Córdoba tiene mucho que decir aún; iniciativas como las que en este último tiempo está desarrollando Caballerizas Reales son encomiables y están en la línea de promover y favorecer que nuestra ciudad no solo sea admirada y deseada a nivel mundial, sino también, en algo tan concreto como la generación de empleo. Es decir, las palabras y las grandes declaraciones institucionales que nos ahogan diariamente, no hacen que la olla hierva en los hogares cordobeses.

Hoy, el Cabildo Catedral de Córdoba está siendo un ejemplo de preocupación y colaboración en el desarrollo de un turismo de calidad con la puesta en marcha de iniciativas que permiten al visitante planificar su estancia, sentirse bien y acogido. Más de 50 personas trabajan día a día, codo con codo, por mantener impoluta la joya que alberga el Conjunto Monumental Mezquita-Catedral.

sábado, 2 de julio de 2016

Anano

Así se llama una pequeña que protagoniza un video con el que UNICEF pretende hacer una llamada de atención a la sociedad mundial y concienciar sobre el drama que padecen millones de niños en el mundo. Precisamente un video que debió ser interrumpido por la inmensa tristeza que ocasionó en la pequeña al verse rechazada, y lo peor, ignorada. En algo más de dos minutos no sólo observaremos la insensibilidad de una sociedad individualista, utilitarista y pragmática, sino también, nosotros mismos nos veremos como verdaderos hipócritas y farsantes. Allí donde creíamos tener un corazón amante y bondadoso, se revela que es duro, impasible, frío… está atrapado en la indiferencia.

Porque de ser de otro modo, la comunidad humana se rebelaría al conocer los dramáticos datos que presentaba el informe de UNICEF donde se nos dice que en los próximos 15 años morirán 69 millones de niños, 167 millones vivirán sumergidos en la pobreza, más de 700 millones de niñas habrán contraído matrimonio y 124 millones no serán escolarizados o finalizarán los estudios elementales. De este drama no escapa España; en el último año se batió el récord de niños en riesgo de pobreza pasando del 30% en el año 2014 al 34,4% en el 2015. En el ámbito educativo, nuestro país supera la media europea en abandono escolar.

Para echarse a llorar y perder toda esperanza y la confianza en aquellos en los que depositamos la potestad de regir nuestro destino político, económico y social. Acaban unas elecciones, y en vez de estar trabajando con ahínco por el bien común y construir una sociedad más justa, están pensando cómo van a encontrar respuesta a la pregunta egoísta y vanidosa: ¿y, de lo mío qué? Me gustaría saber qué respuesta darían a las familias que, acabado el curso escolar, van a tener grandes dificultades para poner un plato de comida a sus hijos, qué le dirían a esos niños que no sólo no podrán disfrutar de unos días de playa o montaña,  sino que tampoco podrán ir a una escuela de verano o campamento ya sea organizado por la administración, asociaciones o instituciones eclesiásticas porque sus padres no tienen los “euros” para disfrutar y gozar de la belleza e inocencia de la infancia.


Hay demasiada demagogia en los petulantes discursos y en los famosos programas de la igualdad, de los juguetes… mucho pego, pienso, que nos distrae de la realidad concreta: hacer felices a los niños y acompañarlos en su desarrollo y progreso humano. Esto mismo, aplicable a todas las asociaciones, ONGS, Iglesia y a cada uno de nosotros en particular: los niños son el futuro y, también, mirándolo egoístamente, la garantía de bienestar de nuestra vejez.