viernes, 30 de agosto de 2013

El final de las vacaciones

Para la gran mayoría las vacaciones tocan a su fin, otros sufridores de los rigores del calor cordobés aprovecharán este mes de septiembre para dar una escapada. No obstante, la actividad vuelve a ser vertiginosa a partir del lunes, aún queda este fin de semana como bálsamo para aclimatarse y así no padecer el llamado síndrome posvacacional.

Seguramente que aquellos que hemos disfrutado de un feliz descanso también deseamos volver al hogar, reencontrarnos con los amigos e incorporarnos al trabajo que en estos tiempos que corren se abraza de un modo especial y se valora como un gran tesoro que no podemos perder y que anhelamos que todos aquellos que se encuentra en desempleo puedan de nuevo recuperar un puesto allí para el cuál se preparó y cualificó. El trabajo como lugar de realización profesional  y servicio a la sociedad.

Al inicio de verano os animaba a no descuidarse espiritualmente, nuestra relación con Dios hay que mimarla en todo tiempo. Estoy convencido de que todos hemos tenido oportunidad de meditar e interiorizar la llamada que el Papa Francisco nos hace a anunciar la Buena Noticia a todas las gentes. Lo ha hecho de formas diferentes y en términos que a algunos les ha sorprendido como “salir a la periferia”, a los jóvenes “hacer ruido” montar lío”… muchas y variadas expresiones llenas de colorido y entusiasmo con el único objeto de que tomemos conciencia de nuestro bautismo y hagamos verdad el mandato del Señor: “Id y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19)

Por ello, os invito a que renovéis vuestro compromiso como cristianos y acudáis a vuestras parroquias y os incorporéis decididamente, sin tibiezas, con radicalidad a trabajar en esta hermosa viña. Para ser testigos elocuentes y valientes, portadores de esta nueva esperanza, hay que buscar el encuentro íntimo y constante con el dador de la vida, celebrar con gozo la pertenencia a la gran familia de los hijos de Dios, formarse en profundidad en los principios de la fe y ejercitarse en la caridad con todos especialmente con los más pobres y desvalidos.


Volvemos de vacaciones con muchos propósitos, la mayoría la de cuidar el cuerpo y contrarrestar los excesos del verano u otra inmensa lista de superficialidades. Creo que todo es bueno, pero también estoy convencido de que nos equivocamos si en ese plan de vida o proyecto para los próximos meses no tenemos en cuenta nuestro ser cristianos. De ahí, que mucho ánimo, nuestra felicidad será mayor cuanto más nos acerquemos a Dios y vivamos según su voluntad.

lunes, 12 de agosto de 2013

CENTENARIO DE LA ROMERÍA DE VOTOS Y PROMESAS


El próximo 15 de agosto se celebra en Cabra, mi pueblo de nacimiento, el centenario de la fundación de la Romería de Votos y Promesas. Este acontecimiento para los hijos de esta antigua y leal villa se convierte en algo muy especial. Es elevar un canto de gratitud porque hubo un momento en que una familia de nuestro pueblo nos recordó con esta iniciativa que la devoción a la Virgen de la Sierra, nuestra patrona, no se reduce a un mes al año cuando Ella está entre nosotros bendiciendo con su presencia cada uno de nuestros hogares.

También la Virgen gusta de recibir en su Casita Blanca, allá en su ermita, a sus hijos que con corazones agradecidos suben hasta sus plantas a regalarle la mejor presea que una madre puede recibir, un corazón amante de su divino Hijo. Después de la Romería de Votos y Promesas que es la mayor de todas las romerías y peregrinaciones a la bendita ermita, motivó que los gremios y grupos sintieran la necesidad de vivir su momento de particular encuentro con la madre y señora de la subbética: hortelanos, comercio y panadería, transportistas, construcción, fe y familia, candelaria..., y las hermandades filiales dispersas por toda la geografía española. 

Esta Romería, no sólo es un día donde renovamos nuestros votos y profesamos promesas a la mejor valedora e intercesora ante el Padre bueno y misericordioso, es también un día de fiesta que se convierte en la antesala de los días más grandes en la vida de mi pueblo: el cuatro de septiembre, cuando entre cantos y ¡vivas! a la Virgen de la Sierra baja a nuestro pueblo; y el ocho de septiembre, en la mañana los egabrenses la felicitamos y en la noche, Ella, a hombros de sus costaleros visita nuestros hogares siendo el consuelo y auxilio de los más desvalidos e impedidos.

Este año, no estaré el 15 de agosto, pero sí celebraré la santa Misa uniéndome a todos mis paisanos y juntos elevando la acción de gracias a nuestra Madre, y me sentiré besado por sus dulces labios cuando desde los "miradores", Ella, nos contemple a todos los hijos de esta bendita tierra que estamos fuera en este día. Y volveré con la alegría e ilusión de la infancia a postrarme a sus plantas este cuatro de septiembre. Este año Madre mía de la Sierra, sí, sí podré besarte y dejarme abrazar y reclinar mi cabeza en tu bendito y maternal corazón, sentir tu latir, bálsamo para aquél que arrepentido ante tu presencia se inclina. ¡Cuántas ganas "Mae", tengo de verte!.

Aquí os dejo un extracto del pregón que en el año 2000 tuve el gran privilegio de proclamar con motivo de las fiestas de mi pueblo donde hago referencia a esta Romería:

"Lo que sí se convierte en algo espectacular y sorprendente a nuestros ojos y a la de todos aquellos devotos venidos de Zuheros, Luque, Doña Mencía, Carteya, Priego y sus aldeas, Rute, Carcabuey,... es la Romería de Votos y Promesas. Muchos de los peregrinos vienen a pie, familias enteras que al cobijo del cielo estrellado mortifican sus cuerpos, que se sostienen en unos pies encallecidos del trabajo sacrificado que conlleva la pobreza y la austeridad. Cargados con ofrendas vienen los lanchares arriba, otros se les ve llegar por la Nava, algunos descansa en los chaparros de la Viñuela, y a lo lejos se ve quien repone fuerzas en los corchones,... todos quieren llegar puntuales a la cita, a la misa del peregrino y también quedarse a la función solemne, para luego, gritar de alegría cuando la Virgen chica pero ¡guapa! Sonriente y llena de dulzura su mirada se pasee por los atrios de su casita blanca, sostenida por los hombros de esos hombres buenos que llamamos costaleros.

            Habrá quienes juzguen esto una tontería, se reirán e incluso afirmarán que es una irracionalidad, o una tradición mitológica, o será el Opio que mantiene engañado al pueblo. Pero desde aquí no puedo por menos afirmar con rotundidad y amor, que tiene mucho de racionalidad, voluntad y ejercicio de libertad, es la expresión más pura de unos corazones que se abren a lo que es innato al hombre como es su apertura a la transcendencia. En este día, he podido ver los rostros de muchos ancianos, adultos, jóvenes y niños que dejan entrever en sus ojos lágrimas de súplica, de perdón, de acción de gracias, y como titanes vuelven sus cuerpos, muchos de ellos tullidos, llenos de esperanza y amor depositado por la Virgen de la Sierra en sus corazones, porque el que la mira y se deja mirar por ella, queda sobrecogido, embrujado en una borrachera de felicidad y ternura cumpliéndose ese no sé qué que tiene mi amada Virgen de la Sierra".

¡Oh dulcísima Virgen María!
A tus plantas purísimas vengo,
a Ofrecerte los bienes que tengo,
y con ellos mi vida y mi amor.

Agitado de fieras tormentas
y tiranas pasiones sin cuento,
de mi voz el tristísimo acento.
A tu oído quisiera llevar,
porque sabes calmar los temores
de tus hijos que en llanto y gemidos
protección te demandan rendidos,
y consuelo amargo en el penar.

Te quisiera traer, dulce Madre,
las ofrendas que sólo son dignas
de tocar a tus plantas benignas:
Humildad, inocencia y amor.
Dime: ¿Cómo podré, gran Señora,
presentártelas siendo tan pobre
a no ser que por Ti  yo recobre
las riquezas del Sumo Hacedor?

Pero, Madre, como eres tan buena,
nunca miras si vale el presente,
mas atiendes del pecho doliente
el profundo suspiro y clamor.
Y los brazos abriendo amorosos
al asilo lo llamas seguro
de tu seno santísimo y puro,
manantial de perenne dulzor.

Coronadas de espléndida gloria
y de estrellas fulgurantes tus sienes,
los purísimos ojos detienes
compasiva mirándome a mí,
De tus labios de gracias bañados
las palabras ternísimas brotan
que de mi alma las penas embotan
y de amor la enardecen por Ti.


(Devocionario)

lunes, 5 de agosto de 2013

Vacaciones


Como bien sabéis me encuentro en ese periodo. Un tiempo y un espacio para la tranquilidad y descansar de la faena ordinaria. Todos necesitamos parar y estar con aquellas personas a las que quieres compartiendo largos ratos de charla, y realizar aquello que el ritmo de cada día te impide hacer.

Por desgracia, muchísimas personas, familias enteras, les gustaría poder decir lo mismo que estoy diciendo ahora y que por diversas circunstancias no lo pueden vivir. El tiempo de vacaciones, también es un tiempo para la solidaridad y no dejar en el olvido a tantos hogares truncados por falta de trabajo o por alguna desgracia que los inundan de tristeza y falta de esperanza.  Es por lo que os invito a todos a descansar y disfrutar procurando que los que no están en tu misma situación puedan participar de algún modo, con la ayuda de todos, de un tiempo de esperanza que signifique un punto de partida para salir y poder gozar del don precioso de la vida que se nos ha dado.

En vacaciones, hablábamos distendidamente unos amigos, que por desgracia muchas familias se rompen. Argumentaban que en este periodo se convive mucho más en el hogar que durante todo el año, y que era la causa de estas rupturas porque afloraban las diferencias y las distancias con la gran dificultad de que no se puede huir o refugiarte en otra cosa como el trabajo o las aficiones personales. En cambio pienso, que precisamente  estos momentos de crisis son una oportunidad preciosa para tomar conciencia de la necesidad que tenemos de buscar el diálogo sincero y en verdad. En vez de ser causa de ruptura, debería convertirse en el punto de partida para reforzar el vínculo del amor. El encuentro, la escucha, la palabra sencilla, el corazón ardiente de caridad, el espíritu de humildad… construyen, afianzan los cimientos, remozan la casa. Además, estas situaciones críticas nos pueden servir de examen y propósito de enmienda, nos han de dar alas para descubrir lo hermoso y bello del hogar, y cómo éste, henchido de amor y ternura, es el que nos permite alcanzar sentido de la propia existencia.

En vacaciones, tendemos también a relajarnos tanto que terminamos abandonándonos en todos los aspectos. Aunque vivamos más distendidamente conviene mantener de algún modo una cierta disciplina de vida. Y menos aún, darle vacaciones a nuestra vida cristiana. Al amor nunca se le da vacaciones. Pues al AMOR, a la fuente del AMOR VERDADERO, jamás. Sin Dios nuestra vida es estéril, es vaciedad. Nada nos va a llenar más que estar en su presencia y beber de la fuente de agua viva que mana y corre sin agotarse y comer del maná que nos alimenta para la vida eterna. Os animo, a cuidar el trato personal e íntimo con el Señor a la luz de su Palabra, celebrar la Eucaristía y a compartir con aquellas comunidades cristianas con las que vais a convivir estos días.