jueves, 11 de julio de 2013

Aniversario de Matrimonio

"Te alabamos y te bendecimos,
Oh Dios, creador de todas las cosas,
que al principio creaste al hombre y a la mujer para que formaran una unidad  de vida y de amor;
También te damos gracias, porque te dignaste bendecir la unión familiar de tus servidores, para que fuera imagen de la unión de Cristo con su Iglesia;
Tú que los has mantenido unidos por el amor en sus penas y alegrías, míralos hoy con benevolencia;
Renueva constantemente su alianza nupcial, acrecienta su amor; fortalece su vínculo de paz, para que junto con esta corona de hijos que los rodea gocen siempre de tu bendición".  Por Jesucristo nuestro Señor.    

Traigo aquí esta oración de bendición en el aniversario del matrimonio para compartir con vosotros la gran alegría que para mí, como sacerdote, supone participar en una celebración del XXV o L aniversario. Y mañana, se va a volver a repetir en mi parroquia este acontecimiento y que se hace aún más especial cuando se trata de dos entrañables amigos.

En los tiempos que vivimos no es fácil mantener  el compromiso de unidad y fidelidad tantos años. Por diversas circunstancias ha habido y habrá muchas parejas que no llegan a ver realizado  ese proyecto que soñaron en el tiempo de noviazgo y que vivieron con toda verdad y excelencia el día en el que se profesaron solemnemente amor eterno. Y desde la distancia, querer responder a los por qué es una insolencia y una falta de respeto a aquellos que se han visto en la situación de desistir de ese sueño con la pareja que eligieron movidos por el amor. Para todos ellos, nos queda el deseo de que las heridas del corazón cicatricen con prontitud y pedir al Dueño de todo bien, que  recuperen pronto el sentido y horizonte en su existencia y éste, les haga vibrar de nuevo en su corazón la alegría del amor.

Indudablemente es ¡una gran noticia! celebrar durante muchos años el aniversario de boda. Una historia cargada de momentos brillantes y gozosos, y cómo no, de grandes batallas y dificultades. Hacer este recorrido implica poner en juego todo el entendimiento, la pureza de corazón y la tenacidad de la voluntad. Sin haber vivido esta experiencia, entiendo que cada uno, sin perder la propia identidad, han de ser un sólo corazón. Y comprender que la vida en pareja es un apasionante aventura que encuentra su meta final en la eternidad. Por ello, pienso, que el uno para el otro han de ser siempre un misterio que voy desvelando poco a poco. Sólo así, el amor va creciendo y madurando en el tiempo. El grave error es "acostumbrarse" a vivir juntos, de ese modo, llegará el final de los días y serán el uno para el otro unos auténticos desconocidos y habrá pasado la vida sin vivirla.

Como en cualquier relación humana vivir en verdad es esencial para que el abandono del uno en el otro sea cada vez mayor, poder mirarse a los ojos y ver cristalinamente la profundidad del corazón, porque hasta las "mentiras piadosas" hieren el amor. Vivir con una inmensa humildad para pedir perdón, y grandeza y generosidad interior para saber perdonar; el espíritu de reconciliación es vital en una pareja porque es incomprensible e inaceptable aquellos matrimonios que se castigan con el silencio o la indiferencia. Lo mejor es que cada noche puedan soñar juntos apagando sus ojos con la memoria del rostro dulce, cercano y tierno del otro, y no con el dolor de la distancia. Y siempre, jamás dar por supuesto que el otro sabe que le quieres, todos, y más en la pareja se necesita escuchar que el otro te ama con inmensa locura con una caricia, una palabra, una mirada, un silencio... "no tener miedo a decirle al otro cuánto le quieres y cómo tu vida no la puedes vivir sino es vivida con él". Y no lo dejes sólo para la intimidad, aprovecha cada instante para decir "te quiero".

Además de poner el entendimiento, el corazón y la voluntad  no olvidemos que es Dios mismo quien os llamó un día a vivir el amor en plenitud. Desde el seno materno, en el hogar familiar, los amigos... aprendimos amar y ser amados; pero es en este horizonte de eternidad donde se alcanza la experiencia de totalidad. De ahí, que os invite a las parejas abrir el interior de vuestro hogar a la gracia de Dios, porque esta es la realidad invisible que ensancha y engrandece los momentos de felicidad; y es también la fortaleza para afrontar la adversidad y colmar de esperanza vuestra existencia, para que con confianza plena el uno en el otro veáis realizado vuestro sueño.

A todas las parejas ¡felicidades! porque cada día de vuestra vida ya es una gran victoria del amor. Y para mis amigos sólo decir desde aquí que gracias, muchas gracias, por haberme hecho partícipe de vuestra familia y porque habéis sido para mí un testimonio luminoso  y elocuente de lo que es vivir el amor hasta el extremo. Mañana, juntos, daremos gracias a Dios por haber bendecido con benevolencia vuestra vida y porque también vosotros habéis respondido con inmensa fidelidad.



3 comentarios:

  1. El mayor enemigo del matrimonio y la familia es el progresismo y sus políticas endemoniadas.

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    1. Querido amigo, en parte estoy de acuerdo contigo, pero sólo en parte. La deriva social no se improvisa, responde a lo que lo sujetos aportamos. El problema está en nosotros mismos, si realmente estamos preparados para adquirir un compromiso duradero, qué entendemos por el amor... una serie de preguntas de difícil respuesta porque, desde mi punto de vista, el mayor problema radica en negarnos a preguntarnos y el miedo al riesgo. Como decía recientemente el Papa, vivimos una cultura de la provisionalidad, y esto afecta a todos los estados de vida y a cualquier proyecto que se inicia. El problema está en nosotros mismos, lo de fuera es la consecuencia de nuestro proceder.

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  2. "El problema está en nosotros mismos".
    En todos los matrimonios se plantean crisis en la convivencia. El éxito o el fracaso del mismo están en la gestión del conflicto por parte de la pareja. En mi opinión, la falta de paciencia y de amor verdadero hacia el cónyuge son causas del fracaso. Y, todo ello, se plasma por una crisis de valores ante la ausencia de Dios en la persona.
    Estoy de acuerdo en que es más fácil culpabilizar a agentes externos que buscar en nuestro interior las verdaderas causas del fracaso matrimonial.
    No obstante, existen matrimonios que celebran "aniversarios de plata y de oro", ejemplos de vida conyugal y que nos deben servir de referencia y apoyo en los malos momentos. ¡¡Felicidades!!

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