martes, 16 de febrero de 2016

Un poco de tranquilidad

La excepcionalidad de la Semana Santa 2016 en Córdoba viene dada, como todos sabemos, por la decisión de las Hermandades y Cofradías de realizar estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral.

Esta decisión, conservando la Carrera Oficial habitual, supone un mayor esfuerzo y sacrificio por parte de las Cofradías. Han sido semanas muy intensas de reuniones de trabajo por parte de los responsables de organizar los recorridos y horarios. Y en estos momentos, se están ultimando otras cuestiones muy relevantes e importantes en el ámbito de la seguridad y en la organización en el recinto de la Catedral. Todos están siendo extremadamente generosos: Agrupación, Ayuntamiento, Gobierno Civil, Cabildo de la Catedral de Córdoba….

Por ello, desde aquí invito a la prudencia y moderación en nuestras manifestaciones a través de las redes sociales. A todos los medios de comunicación, en su legítima batalla por ser los primeros en dar una noticia, les animo a seguir en la brega pero con serenidad. Y a los que tenemos la responsabilidad de comunicar la información oficial seamos prestos en transmitirlas para que todos puedan tener los datos en tiempo.

Finalmente, me gustaría traer a colación unos párrafos de un artículo que escribí en la Cuaresma pasada y que de nuevo comparto con el objeto de clarificar y explicar por qué realizar estación de penitencia en la Catedral. Es muy triste, leer o escuchar comentarios de cofrades que tienen una mayor o menor responsabilidad en un cortejo procesional, o no, y que siguen descalificando o cuestionando el hecho de hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. A estos mismos, y a quien no lo sepan, hemos de decirle que todo el recinto es Catedral, incluido el Patio de los Naranjos.

Ante todo, hemos de ser conscientes de que la Santa Iglesia Catedral es la expresión de la unidad y comunión de toda la Iglesia Diocesana, bajo la autoridad del Obispo, que nos mantiene en la unidad de la misma fe que hemos recibido a través del testimonio ininterrumpido de la sucesión apostólica: “La iglesia catedral es aquella en la cual el Obispo tiene situada la cátedra, signo del magisterio y de la potestad del pastor de la Iglesia particular, como también signo de unidad de los creyentes en aquella fe, que el Obispo anuncia como pastor de la grey”.

Por lo tanto, acudir a realizar la estación de penitencia es visibilizar y renovar nuestra comunión, que todos somos uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno. Somos el nuevo pueblo de Dios, que unidos en el amor, sale a las calles y plazas a animar en la esperanza a un mundo que por momentos pierde el verdadero sentido de la existencia y les lleva por un camino alejado de la felicidad plena. La visibilización de ese amor y unidad se convierte en un testimonio alegre y elocuente de la Buena Noticia: “La iglesia catedral "por la majestad de su construcción, es signo de aquel templo espiritual, que se edifica en las almas y que resplandece por la magnificencia de la gracia divina, según dice el Apóstol Pablo: "Vosotros sois templo de Dios vivo" (2 Co 6. 16). Además debe ser manifestación de la imagen expresa y visible de la Iglesia de Cristo que predica, canta y adora en toda la extensión de la tierra. Debe ser considerada ciertamente como imagen del Cuerpo místico de Cristo, cuyos miembros se unen mediante un único vínculo de caridad, alimentados por los dones que descienden como el rocío del cielo".


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