viernes, 12 de febrero de 2016

Operación "Bikini"

Hoy el Señor nos invita a la práctica del ayuno. Habrá quien piense que el Señor está en la onda de la “nueva imagen” que la sociedad del bienestar, superficial y vacua, promueve: operación bikini. Estemos guapos y guapas para los demás. Aunque algunos como un servidor no tendremos nunca arreglo. Pero bueno, nos conformamos con saber que por dentro somos guapos o guapas, conservamos una buena línea, gustamos por nuestro interior.

Fuera bromas, la operación bikini que se nos propone es otra. La del alma. La de alcanzar un corazón conforme a la Palabra de Dios, un corazón configurado con el corazón de Cristo. Un ayuno verdadero que no sólo es de alimentos, que también, sino ayunar de todo lo que nos aleja del amor de Dios, ayunar de las prácticas o acciones que me esclavizan, que copa mi interior y que impide que Dios sea el centro, sea el motor de mi existencia. Y ante todo, ayunar de aquello que nos ciega y que imposibilita ver la verdad de nosotros mismos haciéndonos vagar sin sentido por la senda de la infelicidad y la servidumbre.

Pero cuidado, que nuestro ayuno no nazca para alimentar el orgullo o la vanagloria. No caigamos en la tentación que denuncia el profeta: Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés y apremiáis a vuestros servidores; mirad: ayunáis entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunéis como ahora, haciendo oír en el cielo vuestras voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?” Nuestro ayuno tiene que tener sentido. Tiene que tener una dimensión social y comunitaria; dar fruto que beneficie a nuestros hermanos, especialmente a los más necesitados. Por ello el profeta Isaías dice: “El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne”.


Hoy andamos todos falta de tiempo para los demás. Os invito ayunar del listado de ocupaciones, comodidades, entretenimiento… y poder ofrecer nuestro tiempo para la escucha del que se siente sólo, desorientado o en búsqueda; tiempo para servir al enfermo, anciano…; tiempo para el hogar, la familia, verdadero oasis para la persona; tiempo para contemplar y meditar a la luz de la Palabra; tiempo para el compromiso social, construir una sociedad justa y solidaria; tiempo para ser, sentir… VIVIR.

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