sábado, 2 de julio de 2016

Anano

Así se llama una pequeña que protagoniza un video con el que UNICEF pretende hacer una llamada de atención a la sociedad mundial y concienciar sobre el drama que padecen millones de niños en el mundo. Precisamente un video que debió ser interrumpido por la inmensa tristeza que ocasionó en la pequeña al verse rechazada, y lo peor, ignorada. En algo más de dos minutos no sólo observaremos la insensibilidad de una sociedad individualista, utilitarista y pragmática, sino también, nosotros mismos nos veremos como verdaderos hipócritas y farsantes. Allí donde creíamos tener un corazón amante y bondadoso, se revela que es duro, impasible, frío… está atrapado en la indiferencia.

Porque de ser de otro modo, la comunidad humana se rebelaría al conocer los dramáticos datos que presentaba el informe de UNICEF donde se nos dice que en los próximos 15 años morirán 69 millones de niños, 167 millones vivirán sumergidos en la pobreza, más de 700 millones de niñas habrán contraído matrimonio y 124 millones no serán escolarizados o finalizarán los estudios elementales. De este drama no escapa España; en el último año se batió el récord de niños en riesgo de pobreza pasando del 30% en el año 2014 al 34,4% en el 2015. En el ámbito educativo, nuestro país supera la media europea en abandono escolar.

Para echarse a llorar y perder toda esperanza y la confianza en aquellos en los que depositamos la potestad de regir nuestro destino político, económico y social. Acaban unas elecciones, y en vez de estar trabajando con ahínco por el bien común y construir una sociedad más justa, están pensando cómo van a encontrar respuesta a la pregunta egoísta y vanidosa: ¿y, de lo mío qué? Me gustaría saber qué respuesta darían a las familias que, acabado el curso escolar, van a tener grandes dificultades para poner un plato de comida a sus hijos, qué le dirían a esos niños que no sólo no podrán disfrutar de unos días de playa o montaña,  sino que tampoco podrán ir a una escuela de verano o campamento ya sea organizado por la administración, asociaciones o instituciones eclesiásticas porque sus padres no tienen los “euros” para disfrutar y gozar de la belleza e inocencia de la infancia.


Hay demasiada demagogia en los petulantes discursos y en los famosos programas de la igualdad, de los juguetes… mucho pego, pienso, que nos distrae de la realidad concreta: hacer felices a los niños y acompañarlos en su desarrollo y progreso humano. Esto mismo, aplicable a todas las asociaciones, ONGS, Iglesia y a cada uno de nosotros en particular: los niños son el futuro y, también, mirándolo egoístamente, la garantía de bienestar de nuestra vejez.

1 comentario:

  1. Nos llamamos Cristianos y por tanto estamos obligados a la multiplicación de los panes y peces pero la realidad es que ni los más comprometidos hacemos nada, Nos conformamos co decir en las reuniones que poco a poco, vamos haciendo. LLevamos 2016 y aun estamos en mantillas.

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