sábado, 25 de junio de 2016

Seis nuevos curas

Amanecemos a un sábado que se tercia a nivel general entre el noqueo, tras el “Brexit” del Reino Unido, y la expectación a lo que decidiremos mañana depositando una papeleta en una urna de metacrilato. No obstante, en nuestra ciudad acontece hoy un hecho extraordinario que, mediáticamente, quizás no tenga eco mañana en la prensa, pero que tendrá consecuencias importantes en la vida de muchas personas. No solo de los grandes protagonistas, sino también en el pueblo o comunidades que acogerán a los nuevos pastores que recibirán el sacramento del orden en la Santa Iglesia Catedral de manos del Obispo.

Que seis jóvenes reciban la ordenación sacerdotal es un hecho difícil de encontrar de Despeñaperros para arriba. En Córdoba estamos muy mal acostumbrados porque cada año Dios bendice a nuestra tierra con nuevos sacerdotes. Pero tampoco estamos para echar las campanas al aire. También son bastantes los que marchan a la casa del Padre y más los que por la edad se ven en la obligación de pasar al retiro, aunque el término jubilación no está inscrito en la genética de los curas. Cada vez más, observamos con tristeza, cómo muchos pueblos, parroquias…, no cuentan con la presencia continua y cercana del pastor.

No obstante, hoy es un día para la alegría y para dar gracias. Seis chicos decididos, bien preparados, enamorados de Cristo, serán hoy enviados a ser imagen del Buen Pastor a unas comunidades que los esperan como agua de mayo pero también en un tiempo duro y excesivamente complejo y desagradecido en la mayor de las veces. El Obispo describe preciosamente en su carta semanal el perfil y ser del buen sacerdote. También añadiría una frase con la que el Papa Francisco se dirigía a los sacerdotes hace pocos meses: “un sacerdote no se escandaliza por las fragilidades que agitan el alma humana, sino que acepta hacerse partícipe y responsable del destino de los fieles que el Señor le ha encomendado”.


Quizás yo no sea un buen modelo sacerdotal, algo que me entristece ya que pone de manifiesto mis pecados. Pero si algo puedo decir a estos jóvenes, no es otra cosa que amen a Dios en el cultivo de la amistad constante y amen sin excepción a cada persona que saldrá a su encuentro; y, de un modo especial, busquen incansablemente a la oveja perdida, curen sus heridas, la carguen sobre sus hombros sin miedo a mancharse y la lleven entre cantos y ternura al redil.

3 comentarios:

  1. Dios bendiga a estos nuevos presbisteros.

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  2. Dios bendiga a estos nuevos presbisteros.

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  3. Grandes verdades dice. Dios bendiga a estos sacerdotes en el nuevo destino encomendado. Un fuerte abrazo para todos, aunque ayer ya lo hice y besé sus manos, ayer besé al Señor.

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