martes, 10 de junio de 2014

Último despertar: Juntos ante la Blanca Paloma.

Hoy estamos ante el último despertar, un despertar distinto, ese despertar que aspirábamos, ansiábamos, deseábamos ardientemente, ese despertar como ninguno, el despertar que nos reuniera a todos bajo el manto de esa Blanca Paloma, que como lucero del alba nos ha ido guiando hasta encontrarnos con la mirada piadosa y compasiva del Pastorcillo Divino.

A lo largo de este camino virtual que hemos recorrido pasito a pasito, cada uno de nosotros ha abierto de par en par su corazón compartiendo lo más íntimo, haciéndonos unos a los otros partícipes de la belleza, verdad y autenticidad que cada uno esconde en lo profundo de su corazón que fue grabado por la llama del Espíritu, el mismo que aleteo el amor divino en las entrañas de la Señora de las marismas haciéndola Madre de Dios y madre nuestra.

Una letra dice así: “Aunque tu cara es bonita, yo con tus manos me quedo, y es que en tus manos yo estoy y es que en tus manos estaremos, y si te fijas y contemplas la ternura con la que a su niño acaricia verás que no hay que ser humano que no se muera de envidia”. Ajolí, 67 no se muere de envidia, quizás habrá quien sienta envidia de Ajolí, 67, porque esta pequeña familia rociera se siente en los brazos de la Reina de las Marismas, “Esa Paloma Blanca” que nos ha atraído a su corazón misericordioso para que nos quedemos allí, gustemos, gocemos de las entrañas amorosas, que en su pequeñez y sencillez, nos alumbró la salvación y la vida plena.

Cada uno de vosotros habéis ido pidiendo algo a la Santísima Virgen, yo vengo, sencillamente a darle gracias, y el otro día mis ojos se inundaron de lágrimas diciéndole gracias, gracias, mil gracias…. Sentía la necesidad de gritar y decirle ¡Guapa mía! ¡Cuánto te quiero! Gracias por tu regalo y perdóname por no haber sido sencillo y humilde y haber aceptado y comprendido cuál era la voluntad de tu Divino Hijo, no supe decir contigo “Aquí estoy para hacer tu voluntad”.

Hace un año, le pedía a la Virgen Santísima que me ayudara en un proyecto. Y mira por donde, Ella todo lo cambió y lo hizo nuevo. Fue todo lo contrario. Me rebelé contra Ella y contra su Divino Hijo, cómo no podía atender mi plegaria sabiendo como la quiero y amo. Hasta que uno descubre que no siempre pedimos lo que más nos conviene, y como dicen por estos lares, la Virgen es muy larga y nos sorprende, nos arrebata de tal manera que sabe dónde se halla nuestra verdadera felicidad. Y así lo hizo, como a Ella le convino, y removió toda mi vida, la transformó y la torno más bella y plena.

En este despertar, con lágrimas en mis ojos, sólo puedo decir gracias bendita Señora por haberme dado esta familia rociera. Por el amigo Juan Antonio que ha hecho que todos nos cobijemos bajo el manto de la Reina y Señora de cielo y tierra, que con cantos sublimes sostienen los ángeles. Especialmente doy gracias, por esos hermanos que me han acompañado en el dolor y sufrimiento, aquellos que con su compañía, generosidad, entrega, y sacrificio me han sostenido en la debilidad y desvalimiento; de ellos, Madre del Rocío te has valido para que hoy viva mi sacerdocio con un nuevo ardor, más fuerte y alegre que hace 21 año. Mi Pilar y Juanra, Jose y Elena, mis niños…, por ellos te doy  gracias, Sí y no me cansaré de darte gracias. Hoy mis padres desde el cielo cantan de alegría porque sus hijos tienen una familia preciosa y bella, y solo gracias a tu atención maternal, Madre y Reina del Rocío.

Buenos días Romeros!!!!

¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Viva esa Paloma Blanca! ¡Viva la Reina de las Marismas! ¡Viva el Pastorcillo Divino! ¡Viva Ajolí, 67! ¡Viva la Madre de Dios! ¡Viva la Madre de Dios! ¡Que Viva la Madre de Dios!

José Juan Jiménez Güeto

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