En estos últimos meses, el Cabildo de la
Catedral de Córdoba ha sufrido ataques injustificados de un sector mediatizado
que se arroga el título de “ciudadanía de Córdoba”. Un título que parece ser no
abarca a la gran mayoría de ciudadanos que valoran el quehacer del órgano
catedralicio, o el numerosísimo grupo de cofrades que demandan una segunda
puerta, o los católicos -90% de la población cordobesa- que tampoco entran en
ese rango conceptual. En definitiva, una minoría ideologizada que se atribuye
el derecho de hablar en nombre de la ciudadanía cordobesa.
El Cabildo de la Catedral de Córdoba es
un colegio de Sacerdotes encargado de las celebraciones litúrgicas en la
Catedral, el cuidado pastoral de los fieles, la cultura, como un espacio
abierto al visitante que pueda disfrutar con respeto a su identidad de lugar
sagrado, a la caridad concretada en las distintas obras sociales en Córdoba y
el exterior, así como gestionar y conservar el conjunto de bienes y patrimonio
de la Catedral. A razón de esto último es lo que ha llevado a esta institución,
con el apoyo y ánimo del Obispo, a realizar un estudio serio, asesorado por
expertos, con el objeto de seguir en la línea de la mejora continua como viene
haciendo durante 8 siglos.
En tanto, otros, han estado en este
tiempo distrayendo la atención sobre cuestiones que afectan al día a día de la
ciudadanía, u otros, pontificando dogmáticamente sobre cuestiones donde ha quedado
evidente su falta de rigor; el Cabildo, rubrica con acciones su llamada a la
responsabilidad y a trabajar por el bien y desarrollo de la ciudad en aquello
en lo que puede prestar su colaboración de una forma directa, como puede ser en
la promoción turística de la ciudad. Igualmente, fruto de esa buena gestión se
realizan numerosas acciones en favor de los más pobres, en el sustento de
instituciones comprometidas con las personas en situación de exclusión…, y en
el cuidado y conservación del patrimonio de nuestra diócesis. Y esto no es
demagogia, ni es un eslogan o titular, esto es baño de realidad. Porque hemos
podido tener conocimiento de los ingresos por turismo y a qué se destinan, publicados
con total transparencia y, en cambio, la ciudadanía aún no conocemos los costes
o el destino de los ingresos de otros bienes patrimoniales de Córdoba
destinados al goce y disfrute de los turistas.
El cabildo ha dado un nuevo paso con la
puesta en marcha de su imagen corporativa adaptándola a los nuevos tiempos, que
se comporta de modo diferente en lo que respecta al culto en nuestra Catedral y
en los demás ámbitos de alcance incluida la difusión y promoción turística del
Conjunto Monumental. El Cabildo Catedralicio muestra con sus acciones la
decidida voluntad y espíritu constructivo de colaborar por el bien de Córdoba.
Ejemplo del que deberían tomar nota otros y ponerse manos a la obra.
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