Hoy es un día muy importante para todos
los sacerdotes de la diócesis. En la Santa Iglesia Catedral se reunirán en la
celebración de la Misa Crismal presidida por el Obispo, cabeza de nuestra
iglesia particular. Este acontecimiento es una de las principales
manifestaciones de plenitud sacerdotal y signo de la unión estrecha de los
presbíteros con su pastor.
También, en esta celebración, se
consagrará el Santo Crisma con el que son ungidos los nuevos bautizados y
signados los jóvenes que se confirmarán, y son consagrados los seminaristas que
recibirán el sacramento del orden. De igual modo, se bendice el óleo de los
catecúmenos con el que se preparan y disponen a los que van a ser bautizados; y
el óleo de los enfermos, que alivia el dolor del alma y el cuerpo aquellos que
se encuentran en estado de debilidad recibiendo la fortaleza para vencer el mal
y conseguir el perdón de los pecados.
En el ámbito cofrade se presenta una
jornada propicia para felicitar a los consiliarios. Estos realizan una tarea
muy importante en las hermandades no sólo en lo que le es propio por su
ministerio: animar en la fe, cuidar el culto y la liturgia, marcar las premisas
de la acción pastoral…, sino también, la de ser moderador en la cofradía porque
hay momentos en los que ha de liderar los puentes que nos mantengan a todos en
la comunión.
La figura del consiliario no es lo
suficientemente reconocida y celebrada por parte de algunos cofrades. En
momentos, son considerados como sujetos de confrontación y enfrentamiento. Y
quiero pensar que estas actitudes vienen provocadas por el desconocimiento que
existe en el mundo cofrade de la tarea propia del consiliario; y que éste, es además
el párroco de toda una comunidad en la cual las hermandades se han de
incorporar como un grupo más que aporta un hecho diferencial muy enriquecedor
pero ni mayor ni menor que el que puedan aportar otros carismas a la comunidad
parroquial.
De igual modo, los consiliarios deben
preocuparse y esforzarse por conocer en profundidad la realidad de las
cofradías para así mejor servirlas y acompañarlas. No pueden olvidar, que la
religiosidad popular, en nuestra tierra, ha generado un humus que ha hecho
impenetrable el fenómeno de la secularización y el laicismo con vocación de
desterrar y eliminar de la sociedad toda referencia religiosa, y más si ésta es
profesada desde la fe cristiana.
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