El día de hoy se presta en los corrillos cofrades para
discutir y contender sobre la ausencia de una “madrugá” en Córdoba. Un proyecto
que nace viciado en el punto y hora en que perdemos de vista lo que da fundamento
a esta noche de pasión.
Los cristianos, y los cofrades en particular, están llamados
a vivir intensamente en el templo los próximo tres días. “La Iglesia celebra,
"en íntima comunión con Cristo su Esposo", “los grandes misterios de
la redención humana”. Si no acudimos en masa, como la gran familia de los
hijos de Dios, a los Santos Oficios todo lo que hemos expresado en la calle
carece de sentido.
En la tarde del Jueves Santo, participamos en la misa de “in cena Domini”
que actualiza la acción de Cristo que nos reúne en torno a su mesa. La nota
dominante es el amor, que instituye la Eucaristía, el orden Sacerdotal y se nos
da un mandato nuevo: amaos los unos a los otros como yo os he amado.
A partir de este momento, en el ocaso de la tarde, iniciamos
una verdadera “madrugá” de contemplación y recogimiento. Una noche que hunde
sus raíces en Jerusalén, en la vigilia de oración que se prolongaba durante
toda la noche del jueves al viernes. Una noche para quedarse, admirar y
acompañar a Jesús en la pasión y mitigar su soledad.
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