En la Santa Iglesia Catedral tendrá lugar la celebración de
la Misa Crismal. Una Eucaristía que, por desdicha, pasa muy desapercibida para
todo el pueblo fiel y que tiene unas connotaciones que afectan directamente a la
vida cristiana a lo largo del Año Litúrgico.
En esta ceremonia se consagra el Santo Crisma –óleo
perfumado que representa al mismo Espíritu Santo-, con unge a los obispos y sacerdotes el día de su
ordenación sacramental, y nos es dado con sus carismas el día de nuestro
bautismo y confirmación. Se bendice el óleo de los catecúmenos que extiende el
efecto de los exorcismos, recibimos la fuerza para rechazar el mal antes de
renacer a la vida nueva en Dios; y el óleo de los enfermos, que remedia las
dolencias del alma y el cuerpo, para poder soportar y vencer con fortaleza el
mal y alcanzar el perdón de los pecados.
el que se
En Esta Eucaristía se pone de manifiesto la plenitud
sacerdotal del Obispo, y en la que participan todos los sacerdotes de la
Diócesis como signo de la unión estrecha con él. Un día extraordinario para
pedir por nuestros pastores, que se ocupen de su rebaño y no se apaciente a sí
mismos. Pastores que no huyan ante la adversidad, que conocen a sus ovejas y
están dispuestos a entregar la vida.
Un buen día para pedir por los consiliarios, los sacerdotes
ancianos y enfermos, y también orar por las vocaciones la ministerio
sacerdotal.
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