Hoy
no corro a ver quien me emociona la mañana con un nuevo "despertar",
hoy me tocó a mi y Siete despertares nos separan de la Madrugá del Lunes
Grande.
No
tengo recuerdos ni vivencias de ninguna romería, es la primera, pero la
ilusión, las ganas y anhelos, empiezan cuando tengo el privilegio de que con un
grupo de jóvenes amigos, una noche delante del Simpecado de la Hermandad de
Córdoba, te hacen partícipe de su forma de vida, de la devoción por Ella y te
implican con sus cantos y rezos, en lo que es una parte muy importante en sus
vidas, estar cerca de la Virgen que habita en una blanca ermita, y se llama
Rocío
.
Nervios,
inquietud, dudas, miedos, todo se mezcla en los preparativos y momentos
anteriores a la peregrinación hacia Ti, pero todo desaparece y se hace fácil
cuando sé y Creo en lo que voy a sentir y vivir.
Sé
que cantaré, bailaré, lloraré y rezaré. Rezaré y le seguiré dando las gracias
por lo que Ella y su Hijo han sembrado en mi vida y por todas las personas que
sin importarles "que dirán", te siguen y proclaman que son hijos de
su Madre Divina.
No
tengo derecho a pedirle nada, solo darle las gracias por la vida y concederme
el don de la Fe, gracias por los mejores amigos que una puede tener y que Ella
ha permitido estén cerca de mí en los malos, y muchos y muy buenos momentos,
gracias por vosotros que me habéis llenado de juventud, e infinitamente gracias
por cruzar en mi vida a la persona que quiero y con la que se ha hecho posible
el poder tener a nuestra hija.
Algunos
no nos conocemos personalmente, y solo pediré una cosita "agarrá" a
la reja de la Blanca Paloma, que la llama que ha prendido de amistad en Ajolí
67, y a la que considero desde el "primer despertar" FAMILIA, no se
apague nunca y nos permita disfrutar de muchos momentos juntos.
¡¡¡Buenos
días Romeros!!!
¡¡¡Viva
la Virgen del Rocío!!!
Elena Jiménez Farell
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