Este domingo, con la celebración de la Santa Misa,
comenzamos el curso pastoral en la Parroquia de San Juan y Todos los Santos. La
alegría y el gozo llenaban el templo; el deseo de crecer en vida interior, en
amistad con el Señor, y una decidida determinación de comprometernos en el
anuncio misionero: “ir a la periferia”.
En nuestros planteamientos está trabajar en la línea del
comentario del Papa Francisco en la homilía de este lunes. No queremos perder
la memoria ni la promesa. Por eso, queremos llegar a todos dando un testimonio
alegre y elocuente de la propia fe. Proponiendo acciones hacia el interior de
la propia comunidad procurando que todos se sientan como lo que son, miembros
de esta preciosa familia de los hijos de Dios; y evitar que alguno carezca del
calor o la compañía de su comunidad, o no encuentre en su parroquia aquello que
busca para acercarse más al dador de todo bien.
Del mismo modo queremos poner en marcha un equipo de
trabajo, formado por jóvenes de nuestra comunidad, para que elaboren alguna
propuesta con el fin de llegar a sus coetáneos y ofrecerles el Evangelio de la
vida, la libertad, la justicia. En esa misma línea, otro grupo ofrecerá
acciones en pro de crear una “Escuela de Familias” que responda a las necesidades
que muchas parejas encuentran en la educación y formación de sus hijos, desde
la más tierna infancia hasta la juventud. Y para satisfacer la aspiración de
muchos de realizar acciones con un carácter más permanente a favor de los que
se encuentran en situación de desvalimiento, realizaremos cursos de
voluntariado con la pretensión de que nos encontremos en las mejores
disposiciones para servir, no sólo espirituales, sino también en las demás
dimensiones de la persona.
Queremos que nuestra Parroquia viva ese “estar en situación de
misión” aquí en medio de una sociedad secularizada y que parece haber dado la
espalda a Dios, y también con la mirada y el corazón puesto en aquellos lugares
donde necesitan de nuestra oración y de la comunicación de bienes. Por ello,
vamos a colaborar de un modo especial con el Hogar de Nazaret que el padre
Ignacio Doñoro puso en marcha en Puerto Maldonado (Perú) para ayudar a niños en
situaciones extremas procurándoles un hogar seguro donde recuperar su dignidad
robada.
Estas iniciativas no ahogan sino que potencia las
actividades que venimos desarrollando con normalidad: catequesis de iniciación;
grupos de Acción Católica; matrimonios; cursillos prematrimoniales; hermandades
y cofradías; fraternidad del Cristo de la Providencia; grupo de oración Santa
María de Todos los Santos; ANFE; Misiones; Cáritas; Pastoral de la Salud…
Bueno, por aquí vamos a ir caminando a lo largo de este
curso. Por eso, desde esta ventana os animo a incorporaros a cualquier
actividad. Estáis todos invitados. Ante todo, no dejéis de vivir vuestra
pertenencia a la familia de los hijos de Dios participando de la vida de una
comunidad parroquial, en esta, o en cualquiera. La fe se vive, celebra y
comparte en comunidad.
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