El pasado
miércoles, 17 de septiembre, Mons. Demetrio Fernández bendijo el nuevo colegio
Trinidad, cuando se cumplían los 50 años de las primeras aulas que abriera D.
Antonio Gómez Aguilar a petición de los feligreses de la Parroquia de la
Trinidad.
Vivimos unos
momentos de gran alegría y gozo. Por ello, es tan importante dirigir nuestra
mirada al Stmo. Cristo de la Providencia y elevar un canto de acción de gracias
por esto don recibido. Igualmente es el tiempo de agradecer a tantas y tantas
personas que han colaborado decididamente en la construcción del colegio en un
tiempo de crisis y grandes dificultades para la Escuela Católica.
Indudablemente
hemos de comenzar por dar las gracias a las distintas juntas de gobierno que
han tenido la grave responsabilidad de dirigir este barco en los últimos años.
A Mons. Javier Martínez y Mons. Juan José Asenjo que durante su ministerio como
obispo de nuestra Diócesis alentaron y apoyaron este reto. Y de forma
extraordinaria a Mons. Santiago Gómez, hoy obispo auxiliar de Sevilla, y que
siendo Párroco de la Trinidad y Vicepresindente de la Obra Pía Santísima
Trinidad, tuvo la valentía y arrojo de dar los primeros pasos y soñar lo que
hoy es una realidad y con un futuro esperanzador.
En el año
2003, D. Santiago y Dª Aurora Sánchez, entonces directora del Trinidad I y
Trinidad II, dieron los pasos en la búsqueda de una parcela donde ubicar el
nuevo centro. Después de varias vicisitudes se adjudicaba la parcela en la que
se levanta el colegio. Cómo afrontarlo económicamente, era una cuestión vital.
Ahí, la Providencia divina enviaba a un matrimonio, D. Pedro Alcobendas y Dª Carmen
Peña, que tras un trance muy doloroso se ofrecieron a donar la construcción.
Igualmente, se desconocía si la Administración Educativa nos concedería el
traslado del concierto educativo, y para ello jugó un papel decisivo Dª Aurora
Atoche, que nos puso en contacto con el Viceconsejero de Educación, D.
Sebastián Cano, que generosamente nos facilitó los trámites.
En el mes de
junio de 2007, firmábamos con la Gerencia de Urbanismo, estando D. Andrés
Ocaña, la permuta de los edificios de los antiguos colegios por la nueva
parcela durante 75 años. Poco después aparece la crisis económica que nos lleva
a perder el donante. Aún así, la Obra Pía sigue adelante, realiza un concurso
de ideas para elegir el proyecto definitivo.
En este tiempo
D. José Antonio Nieto, accede a la Alcaldía. Y estando D. Luis Martín en la
Gerencia de Urbanismo se cambia el acuerdo firmado en el año 2007, quedando que
la parcela pasa a la Obra Pía a cambio de pagar un canon durante 75 años (fecha
de firma de la novacion18-9-2013). Ya con el proyecto definitivo y la
financiación aprobada por el Consejo de Asuntos Económicos, la cual sería 1.300.000
€ de fondos propios, 2-500.000 € de la venta de unas propiedades de la Obra
Pía, y el resto financiación externa; nos ponemos en marcha con la colocación
de la primera piedra.
Desde enero de
2013, la Fundación Diocesana Santos Mártires es la responsable de dirigir y
gestionar este centro que la Obra Pía ha cedido durante 15 años, y la
responsable de la finalización del proyecto.
Son muchas las
instituciones, asociaciones, partidos políticos, sindicatos y personas
particulares y anónimas que han ayudado muy mucho en la realización de este
colegio en continuación de la Obra que comenzó hace 50 años D. Antonio Gómez.
Pero mis más sincero agradecimiento a los feligreses de la Parroquia que con
sus oraciones y aportaciones siguen potenciando las obras sociales; los padres
y madres de nuestros alumnos que nos confían la educación de sus hijos y al
extraordinario elenco de profesores que forman el claustro que a lo largo de
estos años se han sacrificado lo impensable para hoy poder gozar, realizando
los que más aman, en unos espacios y con unos medios acorde a las necesidades
de la tarea que desarrollan.
En este breve
escrito es imposible no sólo contar las vicisitudes vividas durante diez años.
Han sido muy duros para todos. Pero también son el exponente de que juntos, con
el concurso y consenso de todos, desde las más dispares posiciones, podemos
construir algo bueno, justo y bello. Estamos convencidos de que el colegio
Trinidad va a dar extraordinarios y abundantes frutos.